Hace varios años, regresé de trabajar y los vecinos me dijeron que mi familia no estaba en casa. Que los podría encontrar en la comisaría policial. La razón era que habían pegado a mi hermana. Alguien, que jamás llegará a ser hombre que hirió con su violencia a mi hermana. Nadie que pegue a una mujer puede ser considerado hombre. Porque ni lo es, ni lo será jamás. Sentí rabia, impotencia... A toda prisa fui a la comisaría y le dije a los policías, que o bien hacían algo o yo me encargaba de ése que agredió a mi hermana. Sentí tantas cosas aquella tarde, que en cuanto tuve ocasión, hice este poema. Cabría destacar, que hacen muchos años de aquel incidente. Que denunciamos... Pero no hemos obtenido la justicia esperada. Per sé, que entre todos, se puede acabar con esta lacra del maltrato de género.
LARGAS MANOS, PEQUEÑO CORAZÓN
Tras la cobardía se oculta
el hombre,
Largas manos y pequeño corazón.
Se creen que no hay quien los dome,
Se piensan grandiosos sin tener razón.
Largas manos y pequeño corazón.
Se creen que no hay quien los dome,
Se piensan grandiosos sin tener razón.
Ríen con el llanto de sus víctimas,
Ahogadas en su pena y vergüenza.
De sus bellos rostros brotan lagrimas.
Lagrimas sin consuelo que no cesan.
Ahogadas en su pena y vergüenza.
De sus bellos rostros brotan lagrimas.
Lagrimas sin consuelo que no cesan.
Maldito quien ose contra la
mujer,
Mi ira con fuerza ataca contra ellos
Sin sentimientos todo lo destruyen,
Jamás hallen el amor y el respeto
Mi ira con fuerza ataca contra ellos
Sin sentimientos todo lo destruyen,
Jamás hallen el amor y el respeto
¡Ay de esos, que se creen
indomables!
¡Ay de aquellos, que nada
valoran!
¡Que todo respeto y amor
traicionan!
¡Que dañan, sin nada
importarle!
Y tú, bella y delicada flor,
jamás dejes, que nadie te
marchite.
¡Que nadie, tu belleza te
quite!
¡Que ningún ser, te prive de
amor!
¡Que más lágrimas no se
derramen!
¡Que huyan el dolor y la
tristeza!
¡Busca el amor y no la pena,
Junto a quien de verdad te
ame!
No hay comentarios:
Publicar un comentario